Ecopetrol contribuye a la protección de un total de 1.775 hectáreas de bosque en el Meta, a través de la firma de 282 acuerdos de conservación voluntarios que quedaron en firme en el último año.
Propietarios, ocupantes o poseedores de predios pactaron la destinación de áreas a conservar y a cambio recibieron módulos de sistemas fotovoltaicos (energía solar), estufas ecoeficientes, sistemas silvopastoriles y agroforestales y siembra de bancos dendroenergéticos.
Las áreas destinadas están situadas en 66 veredas de los municipios de Acacías, Castilla La Nueva, Cubarral, El Dorado, Fuente de Oro, Guamal, Mapiripán, Puerto Lleras, Puerto López, San Carlos de Guaroa, San Martín de los Llanos y Villavicencio.
En los predios se realizarán actividades de conservación como el monitoreo de la biodiversidad y la instalación de cercas en las áreas de importancia ecosistémica.
Dichos acuerdos voluntarios de conservación de bosque en el Meta están en línea con la estrategia nacional de gestión de la biodiversidad y servicios ecosistémicos, que genera múltiples beneficios al ambiente como la reconformación de los bosques, reincorporación de la fauna silvestre, regulación del caudal de los caños y ríos, y diversidad de especies de flora, entre otros.
Estas actividades las desarrolla Ecopetrol en el marco del cumplimiento de las obligaciones ambientales derivadas de la inversión del 1% y compensaciones.
Según datos de la ONG The Nature Conservacy, cada año, se queman o talan alrededor de 13 millones de hectáreas de bosques en todo el mundo. Con solo mantenerlos vivos, estos bosques nos ayudarían a mitigar el cambio climático.
Los árboles constituyen una tecnología natural increíble. Generalmente llamados los pulmones del planeta, los árboles vivos de los bosques tropicales “inhalan” dióxido de carbono (CO2) del aire. Los bosques sanos limpian el aire y regulan el clima.
Los bosques vivos sostienen la vida: benefician a las personas, a las plantas y a los animales por todo el trabajo invisible que realizan como almacén de carbono. También ayudan a controlar el clima del planeta y las precipitaciones.
Plantar árboles en bosques dañados o talados crea un cultivo de árboles jóvenes consumidores de carbono. A medida que crecen los árboles –a lo largo de 50 a 100 años– absorben CO2 del aire y, a su vez, recuperan el hogar para pájaros y para la vida silvestre.
Anualmente, se genera más contaminación por la pérdida de bosques que por el transporte mundial – aviones, trenes, automóviles y barcos en conjunto. La deforestación produce 15% de las emisiones de CO2 anuales en todo el mundo. Los suelos perturbados –junto con las ramas y hojas podridas– hacen que el carbono sea liberado al aire. Reduzcamos las emisiones preservando nuestros bosques.